La muerte de Jesús Mariñas por Javier de Montini

La muerte de Jesús Mariñas por Javier de Montini

¡DOLOR! Aunque anunciada por sus médicos, la muerte de Jesús Mariñas golpea tan fuerte mis sentimientos que no logro contener unas lágrimas. Tengo por requetesabido eso de que «sólo sé que los hombres no lloran», pero «no me puede aguantar». No despido a un compañero de más de 50 años en el ejercicio del periodismo, despido a un amigo siempre leal desde que lo conocí en los años 60 cuando él se abría camIno en periódicos y revistas de Barcelona dejando atrás su Galicia natal (La Coruña, 3/10/1942), sus sueños de actor (un abuelo había sido empresario teatral) y su primer trabajo en «El Ideal Gallego».

En Barcelona, muy pronto se dio cuenta de que el periodismo era lo suyo y de que se sentía muy feliz dentro de la movida cultural, música, cine, teatro, literatura…De los periódicos y revistas (Pronto, Lecturas, Semana…) pasó a la radio (con grandes comunicadores como Luis del Olmo, Alejo García, Antonio Herrero…) y ya afincado en Madrid se adentró en el mundo de la televisión con fulgor estelar en programas de María Teresa Campos, de Ximo Rovira (Tömbola y el que te calles. Karmele), en «Sálvame» de Jorge Javier Vázquez y últimamente en «Las mañanas de la 1».
Recurriendo a un título de Alejandro Casona, «Los árboles mueren de pie», puedo contar que Jesús Mariñas ha muerto en faena, siguiendo la actualidad por televisión desde su cama en el Hospital de San Rafael y escribiendo hasta el postrer momento sus secciones en «Diez Minutos» y en «La Razón», urgiendo a su marido Elio Valderrama de enviar a tiempo sus escritos.
¡Periodista total! Con un tratamiento de las noticias muy singular, a veces duro, excesivamente duro, que le convirtió en «el niño terrible de la Prensa Rosa». A veces yo mismo, en confianza, me atreví reprocharle sus excesos, y debo agradecerle que asumiera mis «regañinas» con sonrisa gallega y…»¿No es verdad lo que digo? Yo no tengo madera de santo».
Como santo no, pero como periodista «de todo corazón» se ganó la confianza de grandes personajes. Con algunos tuvo sus más y sus menos en ciertas circunstancias, pero no era persona rencorosa y los enfados se solucionaban con un pelillos a la mar. Por encima de todo, disfrutaba viviendo su vida en rosa.
O sea, con el corazón siempre abierto. Con ese corazón solidario me quedo. Y el paro definitivo de ese corazón (Madrid, 10/05/2022) no me es ajeno, lastima el mío. De ahí mis lágrimas, «pedazos del corazón, que se ha quebrado allá dentro» (Pérez de Montalbán). Quiero enjuagarlas con un «padrenuestro» que me sale del alma.¡Buen viaje a esa otra vida, seguro que más rosa que esta terrenal. Con Dios, compañero Mariñas. Hasta pronto, amigo Jesús.

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