Gracia Montes, un monstruo sagrado

Gracia Montes, un monstruo sagrado

Por Juan Mellado

Hoy ha fallecido mi artista más querida, Gracia Montes. Con ella se va mucho de mí y de mi gente. No es un tópico decir que deja un vacío muy grande. Mi afición al género de la copla vino por ella. Era la más elegante en el escenario con una voz única e irrepetible, con unos giros arriesgadísimos que asustaba porque en el último momento sacaba más fuerza y milagrosamente no quebraba su voz. Se atrevió con el flamenco, la balada, las sevillanas y por supuesto la copla. Fue la primera artista del género que grabó canciones con el gran Manuel Alejandro. Ahí está la impagable «Esa mujercita» que ella dedicaba a su adorada madre o la contestataria «Un mundo para mis hijos». José Luis Sáenz de Heredia y Juan Antonio Bardem la inmortalizarían en el cine con dos obras maestras, Historias de la radio y Muerte de un ciclista respectivamente.
Decía que cada artista tenía que tener un sello, aunque fuera de Correos. Sobre ella decía que ,»no soy ni mejor ni peor que nadie, soy distinta a todas». Doy fe.
Tenía un carácter especial que no todo el mundo entendía, pero era muy clara en sus planteamientos. Si no estaba bien no salía a escena porque nunca quiso defraudar, en ese sentido no le importaba el dinero. Por contra siempre hacer valer su caché. Un conocido agente artístico le ofreció una gira de conciertos en régimen de baratura aprovechando el boom de la copla, a lo que ella se negó porque, «tengo para comer un plato de lentejas». Llegué a tener con ella una amistad bastante íntima y eran horas y horas que hablábamos por teléfono e incluso en sus escapadas a Chipiona, donde tiene rotulada una calle con su nombre.
Mi apuesta personal por Gracia Montes me costó no poco disgustos , boicot y ninguneo por parte de personas muy principales del mundo artístico pero eso me hacía más fuerte. Gracia Montes se ha ido en silencio, sin escándalo de platós de tv. Afortunadamente nos queda su trabajo artístico. Gracia Montes, un monstruo sagrado.
(La foto es de Isabel Caro y está incluida en un reportaje que le hicimos en Diario de Cádiz)

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