
JUAN ROMERO EN LA GALERÍA BIRIMBAO
Pié de FOTO: “El Camaleón”, símbolo de JUAN ROMERO y uno de los de Chipiona.
Dedicado a JUAN ROMERO y a CLAUDINE WEILER en su memoria.
De nuevo el pintor JUAN ROMERO, nacido en Sevilla en 1932 y por tanto uno de los más veteranos y consagrados autores españoles, internacionales y de nuestra ciudad, vuelve a ser fiel a sus galeristas del Sur, como son los también ya consagrados MERCEDES MURO, MIGUEL ROMERO y LIBERTO MURO ROMERO.
Es esta, la fidelidad, la característica que sobresale en este autor en muchos conceptos y ámbitos. Primero a su pintura, gracias a la cual conoció a la que sería su compañera inseparable CLAUDINE WEILLER, que como él también era pintora.
Lo segundo lo sería a ella o bien que estas fueron dos afinidades compartidas porque vida y arte forman una unidad indivisible para los artistas sinceros como lo ha sido y sigue siendo JUAN y como lo demostró siempre “CLOWEILER”, su pseudónimo.
Puede decirse que esta exposición es un Manifiesto que resume toda la trayectoria profesional y estilística de JUAN ROMERO, quien a la altura de sus 93 años se atreve a temas, formatos, tratamientos de los fondos y figuras,… pues en ella está todo su universo, esa manera suya tan personal de construir la obra como si fuese ella misma la que se fuera realizando: formas que emergen de otras formas, que se multiplican, transforman, cambian de color, rodean el lienzo a la manera de orlas o encajes.
Un miniaturismo que se mueve entre el naturalismo y la figuración, como devenido de las ilustraciones de cuentos infantiles.
Ante un mundo cada vez más vertiginoso, JUAN ROMERO nos dice “Párate” en una placidez que parece extraída de los sueños o de ensueño. Pintura cálida, armoniosa, amable, y a la vez rigurosa, geométrica, órfica, óptica, simbolista.
La superposición de volúmenes en los paisajes urbanos, el perfeccionismo de los árboles en la Naturaleza, sus animales totémicos como el rinoceronte, el camaleón, los búhos, los pájaros y peces que habitan dentro de sus obras, las flores, el cielo, el sol, las montañas, las estrellas, las mariposas, nacen de una voluntad estética, en donde pueden insinuarse ecos de la Europa del este, del Lejano Oriente, de culturas ancestrales.
Voluntariamente estéticas, cada obra nace con ese propósito, con el de disfrutar en la contemplación, evocar hasta donde la imaginación nos lleve en unas composiciones que ocupan plenamente toda la superficie de las telas o papeles, de los óleos o las técnicas que escoja.
No hay contrastes ni estridencias, sólo dulzura, paz, alegría,…como todo lo que transmite, en definitiva, como es él.
Este artículo, como la muestra que se le dedica ahora, a cierto punto es un homenaje a estos queridos y entrañables amigos para cualquiera que los conozca. De una generosidad sin límites y por eso mismo correspondida hacia ellos. Gracias también a los galeristas que la han hecho posible y a todo el público y los admiradores que hasta el sábado próximo, 26 de octubre, en que permanecerá abierta en la calle Alcázares, 5, hemos tenido y tendrán la suerte de visitarla y conocer el resultado de lo que ha realizado JUAN ROMERO en varios años. Una anticipación a la ANTOLÓGICA o RETROSPECTIVA que Sevilla sin duda le debe.
TERESA LAFITA
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