La Desembocadura de Joaquín Delgado en el COAS

La Desembocadura de Joaquín Delgado en el COAS

Hasta el 29 de septiembre permanecerá abierta la Exposición de pinturas dedicadas a Sanlúcar de Barrameda y la Desembocadura del Guadalquivir a su paso por esta localidad y sus alrededores inmediatos como DOÑANA, una monográfica como es habitual en las muestras que ha realizado hasta la fecha el autor.
Con ello JOAQUÍN DELGADO se une a la tradición que ya comenzaran a fines del XIX los paisajistas de la Escuela de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), que acudían cada verano con sus caballetes y bártulos de pintura hacia toda la costa gaditana -además de la ya por entonces famosa Sanlúcar, entre otras cosas por la “pequeña” corte de los MONTPENSIER y las nobles casas de MEDINASIDONIA y tantas otras de la alta burguesía- que escogían estos parajes idílicos y los de otras poblaciones cercanas: El Puerto de Sta. María, Rota, S. Fernando, Puerto Real,…de las que nos han dejado tantísimos ejemplos para la historia de la pintura internacional, encuadrada entre el postimpresionismo.
Lo mismo ha hecho JOAQUÍN DELGADO con tal de captar las luces, la orografía natural, los entornos insinuados en la lejanía de estos rincones privilegiados donde el mar, el cielo, la vegetación autóctona y la arena unida a la geografía de las pequeñas calas y accidentes costeros, se dan la mano.
En JOAQUÍN DELGADO se da además la circunstancia de que este periodo en el que ha estado investigando y experimentando las posibilidades visuales de la pincelada, supone algo así como un reencuentro o mejor que esto, un regreso a sus orígenes, pues él nació y pasó los primeros años de su vida en Sanlúcar, el territorio tantas veces habitado por tantas culturas y tan llenos de recuerdos para él.
Supone también una vuelta de la figuración de donde partió en el comienzo de su trayectoria, a la abstracción, y de esta, en el proceso evolutivo de la propia obra, a la figuración, aunque algunos de los lienzos que presenta ahora en el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS), puedan verse conjuntamente los dos lenguajes.
Podría decirse que parte de un puntillismo que rompe la forma o la dibuja a base de puntos de color. Entonces es lo vacío, los espacios en blanco, los que toman la relevancia del tema, los que la delimiten precisamente en lo no representado.
Por eso mismo, esto supone un estructuralismo que hace que los asuntos parezcan en negativo (como la plancha de un grabado o de una fotografía), el contramolde de lo que se va a vaciar y ver después ver en las tres dimensiones, pues vistos de cerca le dan connotaciones de relieve en tela.
Partiendo pues de la estructura, llega a la desestructura y partiendo de una visión “real y realística”, al arte óptico pues será nuestos ojos los que completen las obras.
Monócromos, bícromos, polícromos,…cada lienzo va dando paso al siguiente, captado desde otro ángulo, otra perspectiva, de manera que paseemos por las orillas de las playas en la bajamar siguiendo las horas de la tarde o del día.
La presencia de los surcos del Atlántico en la arena, las torrenteras del agua, el modelado que le prestan los vientos, las marea, la línea geométricamente plana del horizonte dispuesta a distinta altura, la arboleda en la lejanía, la ausencia de los habitantes del lugar sean humanos o animales, las grandes explanadas, el silencio,…y al otro lado, la silueta del Coto: el telón de fondo de estas planicies infinitas, que se prolongan más allá de lo que vemos porque estos paisajes también propician la imaginación.
JOAQUÍN DELGADO hizo además de la especialidad de Pintura, la de Restauración en Bellas Artes. De ahí según me dijo cuando me describió y descubrió esta exposición y esta manera tan personal de pintar, que es muy posible que le venga esa minuciosidad de la pincelada impregnada con poca pasta de color porque para ella se ha servido de un pincel de pocos pelos.
Me despido hasta la próxima, de los paisajes de JOAQUÍN y de esta parte del mundo, que sólo puede captarse si se ama, con las palabras que le dedica FRANCISCO L. GONZÁLEZ CAMAÑO: “La visión diaria de un paisaje así, de una naturaleza en pleno estado de gracia, no sólo es capaz de determinar un gtema, sino lo que es más sustancial, un estado del espíritu”. Pues eso, vayan a verla y a disfrutarla.
TERESA LAFITA

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