La parroquia de Nuestra Señora de la O

La parroquia de Nuestra Señora de la O

Por Juan Luis Naval. Cronista de la Villa.

Existen documentos que retraen la existencia de esta iglesia a mediado del siglo XV, como se puede leer en el libro de Carmona Bohórquez (Historiador local), refiriéndose al año 1490 dice: “.., la iglesia mayor se quedó también por acabar, es obra sumptuosa de tres naves..”, es pues, la referencia más antigua a la Iglesia Parroquial de Chipiona.(1)

La actual Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la O de Chipiona es resultado de las reformas efectuadas durante el último tercio del siglo XVIII, aunque existen elementos de su estructura arquitectónica que permiten retrasar su construcción a los primeros años del siglo XVI.
La portada del muro de la epístola y el ábside se atienen a los postulados góticos extendidos por esta zona a raíz de la construcción en los siglos XV y XVI de la Catedral de Sevilla, a cuyo arzobispado pertenecía Chipiona.

En un poder notarial de 1533, otorgado por Diego de Riaño a Juan de Escalante para cobrar los honorarios pendientes de su puesto de maestro mayor, entre otras obras, de la iglesia de Chipiona, se afirma tal condición.
La intervención de Diego de Riaño en la parroquia de Chipiona iba encaminada a la renovación del templo medieval, operación que no pudo llegar a completar. (2)

La primera partida de Bautismo de la Parroquia se remonta a los primeros años del siglo XVI, año 1533, y el libro de fábrica de modo oficial desde el año de 1579.

Sobre la evolución del edificio durante el siglo XVII se sabe que en los primeros años hubo un derrumbamiento, por cuanto en los libros de fábrica hay constancia en 1602 de obras en la iglesia y en 1603 del pago al dorador Juan Ramos por “renovar la imagen de Ntra. Sra. de la O cuando cayó la iglesia”.

El siglo XVIII ofrece mayor cantidad de datos que permiten establecer una evolución fiable. En 1724, por mandamiento de la última visita pastoral se confeccionó el inventario de las alhajas y ornamentos que existían en la parroquia.

En agosto de 1753 aparecen en los libros de fábrica pagos por la limpieza de “dos naves y el cuarto que está en una de las naves y sirve para poner el Monumento de Madera, y otras cosas de la iglesia se destechó y volvió a techar de nuevo”. La tercera nave debía de estar destechada, terriza y sin solar, y probablemente serviría para enterrar a los fieles difuntos.

En 1754 se renuevan las pinturas del altar mayor, de lo que se deduce la existencia de pinturas murales en el ábside, algo muy común a lo largo de todo este siglo.

Sin embargo, la actual configuración del inmueble se debe a reformas efectuadas en el último tercio del siglo XVIII, probablemente a consecuencias de los efectos del terremoto de Lisboa acaecido en noviembre de 1755. A partir de ese momento se suceden continuas reparaciones hasta que se inicia el gran proceso de reforma de 1792.

El 30 de junio de 1761 el Cardenal Solís decretó que se construyese un retablo para el altar mayor. Este nuevo retablo comenzó a utilizarse en julio de 1764.

El 27 de marzo de 1790 se desmontó el retablo del altar Mayor para separarlo del ábside y montarlo nuevamente dejando un espacio para colocar una escalera para subir al Manifestador. Se amplió y terminó el plano del presbiterio al que se cercó con barandas. También se le puso herraje nuevo a las cabezas de las campanas y se montó una matraca nueva en la torre.

Existen documentos de 1775 de que al menos la nave de la epístola estaba destechada ya que se propone su limpieza y crear en ella un cementerio. Cabe pensar que estuviesen las dos naves laterales destechadas, usándose para el culto sólo la central. Esto se deduce de la existencia de un plano fechado en Sevilla el 18 de noviembre de 1783.

De él se desprende el estado en que se encontraba el inmueble en esa fecha, permitiéndonos además conocer las reformas que se le hicieron algunos años después.

En la mencionada fecha sólo se encontraba cubierta la nave central que ya poseía las gruesas columnas existentes en la actualidad, y terminadas la capilla mayor, la sacristía y un patio trasero a ésta. La nave principal tenía cerrado los intercolumnios de forma provisional y éstos espacios eran usados como capillas, disponiéndose mesas de altares en ellos.

Las naves del evangelio y de la epístola se encontraban en «alberca» y a los pies de la del evangelio aparecía un recinto que hacía las veces de capilla bautismal. El primer tramo de la nave central presenta un muro de cerramiento con aperturas para dar acceso desde las naves laterales a la zona de uso, y que se refiere a la existencia del coro, que se destruyó en 1764.

No existía la capilla del Sagrario, ni las medias columnas adosadas a los muros laterales, apareciendo como a modo de nervaduras formadas por tres baquetones.

De estos años debe ser la portada o al menos su diseño, vinculado al arquitecto diocesano José Álvarez por su semejanza con la de la iglesia de San Bernardo de Sevilla.

En el año 1782 se doraron las imágenes de San Cristóbal y San José que estaban en el Altar Mayor, estas imágenes son anteriores a la de la Virgen de la O.

La gran reforma se inició en 1792, a finales de este año comenzaron los trabajos preliminares de derribo del templo viejo para dar lugar a preparar el solar para el nuevo. Al año siguiente se iniciaron los traslados de enseres: Altares, confesionarios, pila bautismal, etc., a la Ermita del Cristo de las Misericordias que hizo las veces de Parroquia hasta la finalización de las obras.

El Altar Mayor que no se desmontó quedó tapado por una cubierta de lona para defenderlo del polvo, de las aguas de lluvias o de cualquier otro accidente propio de una obra de este tipo. Estas fueron dirigidas por Fernando Rosales y Agustín Trujillo, maestros mayores de albañilería y de carpintería respectivamente del arzobispado, quedando constancia de visitas de inspección el 22 de agosto de 1793 y el 9 de junio de 1794.

El director a pie de obra fue José Ruiz y los fondos para la reconstrucción fueron otorgados por el arzobispo y por la propia parroquia. Las obras terminaron en noviembre de 1796, pues existen pagos realizados para la colocación del púlpito, confesionarios, limpieza del altar mayor, etc.

La nueva iglesia fue bendecida y puesta para el culto la tarde del sábado 14 de enero de 1797 por D. Pedro Sánchez Guerrero, cura de la Parroquia.

Esta reconstrucción de la iglesia no afectó de manera decisiva a la disposición espacial de la misma. Sólo afectaron al presbiterio con la colocación de la tribuna para el órgano y el coro, además de adelantar las gradas del altar mayor. Al primer tramo de la nave del evangelio, que se liberó de la capilla bautismal construyéndose un anexo exterior con entrada desde el mismo tramo. Al cubrimiento de las naves laterales y sobre todo a la ornamentación exterior de la iglesia.

Sobre la capilla del Sagrario existen dudas sobre su construcción, sus claras líneas neoclásicas y materiales usados difieren de la intervención realizada en el resto de la iglesia, lo que hace pensar en una fecha algo posterior.

Después de esta remodelación las obras que se han realizado han sido más bien de mantenimiento. Así en 1868 se recortó una esquina del embaldosado exterior, en 1884 se enlosó la iglesia sustituyendo la solería primitiva de ladrillos por una de baldosas(3), en 1914 la Sacristía y el Archivo con baldosas de cemento en blanco y negro y en 1917 se colocó el zócalo de azulejería que circunda la iglesia y sagrario, como consta en un azulejo colocado a la entrada de la Sacristía con el siguiente texto: «Se alicató esta Iglesia Mayor Parroquial el año 1917, siendo cura propio de ella Don Francisco Lara y Araujo».

Las últimas obras realizadas corresponden al año 1979 en que se intervino la parte exterior del templo, los tejados, techumbre, fachada principal y laterales, campanario, torre, puertas, buhardillas, pináculos, etc. Se realizó esta obra bajo la dirección de los arquitectos Fernando de la Cuadra Irizar y Fernando, José María y Javier de la Cuadra Durán.
La restauración se centró en la restauración de los elementos citados y sobre todo en la modificación de la techumbre. Esta con anterioridad a la reforma era una armadura de pares y nudillos de cinco paños que va englobada al lucernario del presbiterio. El mal estado de la armadura debido a la humedad y xilófagos, obligó a cambiarlas por otra de estructura metálica que es la que existe actualmente.

En 1988 de manos del arquitecto Rafael Manzano se elaboró un proyecto de reforma interior que comprendía varias propuestas para modificar las gruesas columnas interiores, crear nuevos altares laterales, recuperar nervios y cantería del presbiterio, además de la capilla bautismal en la actualidad en desuso. Proyecto que no fue llevado a cabo.

Bibliografía:
«Historia Sacra». Diego Carmona Bohorquez. Libro IV. Cap. XVII. Pág. 268b.
2 «Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Provincia de Cádiz», Tomo I, Pág. 66. 1985.
3 Según acta capitular de 15/11/1.834, El párroco instó al Ayuntamiento para que solicitara permiso a su Majestad la Reina para que permitiera poner la solería de la Parroquia. Se dice en ella que la pensaban traer de Génova porque las del reino eran costosas y costaban mucho su traslado.

Juan Luis Naval Molero. Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
Para ver anteriores publicaciones:
http://chipionacronista.blogspot.com.es/

Tagged with:

Artículos relacionados

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.