PLAZA DEL DUQUE ,EL NUEVO LIBRO DE JOAQUÍN ARBIDE

PLAZA DEL DUQUE ,EL NUEVO LIBRO DE JOAQUÍN ARBIDE

Si en mi vida no llegara a escribir un libro, al menos ya es seguro que voy a acabar dentro del último que está por publicar Joaquín Arbide. El dramaturgo y tantas cosas más, propias de la enorme capacidad intelectual y artística que posee, me ha metido por la puerta grande de su literatura. Su próxima obra se llama PLAZA DEL DUQUE y va a ser presentada con todos los honores el próximo martes 2 de diciembre, a las ocho y media de la tarde, en el teatro que lleva ese nombre precisamente porque está situado en esa especie de kilómetro cero de Sevilla que son la plaza y La Campana.

Arbide dice haberme tomado por “personaje” de la ciudad que, junto a otros, se ha pasado la vida en el centro. Cincuenta años entre los barrios de San Vicente, la Encarnación y San Lorenzo, le han parecido suficientes como para llamarme a declarar de testigo cualificado y buen rastreador de sitios y memorias. Arbide me ha seguido los pasos más de lo que yo podría haberme calculado, algo así como si hubiese estado en el punto de mira de un detective privado. Incluso lleva el control de haberme visto y recordado siempre en el gesto de echarme el flequillo hacia atrás. Es un atento vigía de Sevilla y yo estaba entre todo lo que se le movía.

Lo de “personaje” lo asumo agradecido como si fuera una especie de metamorfosis prestada que acepto para esta ocasión tan honrosa para mí. Es una consideración excepcional que acabaré devolviendo forzosamente, en cuanto cumpla con este episodio de la presentación de su libro, porque yo de personaje no tengo nada, y mi relevancia por lo único que pasa de verdad es por el afecto que me tiene desde que nos conocimos en los tiempos aquellos de La Voz del Guadalquivir.

No voy a revelar nada que detalle del libro lo que habrá detallado Arbide. Sólo puedo decir que hace meses me sometió a una larga entrevista de pasado, presente y futuro, de la que estoy convencido que el autor de PLAZA DEL DUQUE habrá hecho una buena digestión de montones de palabras mías, la acertada síntesis con la que señala siempre la esencia de todo. En cualquier caso, le entregué apasionadamente los días escolares de Los Maristas, el escaparate de los pollitos donde ahora están tiendas de ropa en vez de un comercio para granjas, las meriendas de pasteles en Cofrán, el primer local que hizo en Sevilla copias de llaves al minuto, la construcción de El Corte Inglés, la apertura de la nueva calle Virgen de los Buenos Libros, mi examen de artista en el Patio Andaluz, o el primer encuentro personal con Raphael en el Hotel Luz.

Y de todos modos, Arbide será más fascinante incluso que mis anécdotas y las de otros, porque habremos pasado por su filtro genial de vanguardista que mira hacia atrás precisamente para llegar cada vez más lejos. Es un hombre que adora a Sevilla, pero sabiendo que hay vida para nosotros más allá de la Semana Santa, y que se puede respirar fuera del espacio que contienen doce varales.

La presentación de su libro, además de la propia obra, me va a hacer dos regalos inmensos: uno, la presencia de mis hijas acompañándome en un momento tan emotivo en el que alguien como Arbide les contará gran parte de las pisadas de su padre. Y el otro, que compartiré escenario cantando con el gran compositor e intérprete José María Maldonado. Será el apéndice que añadir a un tomo ya cerrado en su edición, pero siempre inacabable en las huellas de todos por la Plaza del Duque.

José María Fuertes

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