FRANCISCO GALLARDO

FRANCISCO GALLARDO

Un escritor es alguien que se distingue de los demás principalmente porque tiene palabras. Los demás son los que suelen decir que no las tienen. Cuando algo les sobrepasa, cuando un acontecimiento o lo que sienten es más grande de lo que ellos serían capaces de expresar con cierto rango literario, son muy sinceros y recurren a esa salida airosa y tan socorrida de “no tengo palabras” que, no en vano, ya es una forma sencilla de decirlas. Francisco Gallardo tiene muchas, sabe escribirlas a la altura de la mejor narrativa y las está dejando a lo largo de las páginas de libros extraordinarios. Un precedente fue “El rock de la calle Feria”.

Ahora ha logrado, con su novela “La última noche”, no sólo erigirse en el premio Ateneo de novela histórica, sino en el mayor éxito de ventas de la última Feria del Libro de Sevilla.

La multitudinaria acogida de su obra ha ido llevando a Francisco Gallardo de un lugar a otro de España, en una especie de gira veraniega de cantante de éxito, firmando miles de ejemplares de la “La última noche”. Mañana viernes, después de Islantilla, llega a Chipiona.

Esta clase de milagros culturales, y en medio de una crisis, se produce generalmente cuando un ser humano -el autor en este caso- está lleno de inquietudes y conoce a la perfección el modo de transmitirlas. Late en Francisco Gallardo una naturaleza intranquila que no cesa de abrirle caminos más allá de su ejercicio profesional en la medicina deportiva. No en vano pertenece a una saga sevillana, la de los Gallardo, cuya indiosincrasia parece estar ya demostrado que es la acción en varia vertientes: innovar lo que necesitamos, renovar lo caduco y modificar lo mejorable.

Como escribo para un periódico que además de independiente es veraz, he de ser sincero y confesar que aún no he podido leer “La última noche”. Está en compás de espera, no por falta de interés -que es mucho- sino de tiempo. Pero por culpa de miles de ajetreos diarios no tengo derecho a privar de la ventaja del deleite a quienes puedan adelantarme en días de fruición. Un primer premio como el del Ateneo y las cifras contantes y sonantes de las ventas, son toda una garantía para elegir una lectura enriquecedora. Miles de personas saben ya qué hay oculto y descifrado detrás de los misteriosos y hermosos ojos de la portada. Y yo también quiero averiguarlo cuanto antes.

José María Fuertes

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