OPINIÓN.-ÚLTIMAS VERSIONES :DOS CRUCES

OPINIÓN.-ÚLTIMAS VERSIONES :DOS CRUCES

Ya sé que de lo primerito que Rajoy nos ha dicho a los españoles (por cierto, ¿se dan cuenta con qué tranquilidad se ha vuelto a decir españoles y España?), de lo primerito que Rajoy nos ha dicho a los españoles -y con nosotros se lo ha dicho a sí mismo- es que hay que empezar a trabajar. Desde hoy 21 de noviembre, cada uno a su puesto. El que lo tenga, claro, y no sume uno de los cinco millones de parados.

Se ve que Rajoy no quiere perder ni tiempo ni personal; el personal que no le valdría para nada convertido en estatuas de sal por quedarse mirando hacia atrás. Pero en política el análisis es conveniente y la reflexión, recomendable. El propio PP ya estará en ello. Y el PSOE, siguiendo una ley natural de los descalabros, ha convocado un congreso para febrero. Para ambos partidos, los datos del escrutinio están por llevarse al laboratorio. Sobre todo son los socialistas los que necesitan conocer cuanto antes el resultado de la biopsia.

Uno de esos datos es altamente significativo y digno de observación: es el hecho de que Sevilla y Barcelona sigan siendo fieles al PSOE. Y en el caso concreto de Sevilla, fiel al PSOE pese a la victoria histórica del PP en Andalucía.

Desde luego cada cual puede votar lo que le venga en gana. En otro caso, estaríamos matando el embrión de cualquier democracia. El gen si me apuran. Es obvio que nadie está obligado a llevar en intención de voto la dirección ajena que no desea seguir. Pero también es verdad que elegir es definirnos; y que nuestra decisión no deja de calificarnos. Así que cuando veo el mapa azul del PP con las manchas de Sevilla y Barcelona en otro color, los votos me parecen muy respetables, pero me acuerdo del chiste del soldado que en la jura de bandera llevaba el paso cambiado y encima decían sus padres:

-Mira, nuestro niño es el único que desfila bien; los demás van todos equivocados.

No seré yo el que, después de los aplastantes resultados electorales, piense que el país entero es un torpe Regimiento de reclutas, sólo porque Sevilla y Barcelona no se enteren de qué va esto.

De Barcelona sé bien poco (a lo mejor porque no hablo el catalán ni pienso aprenderlo). Pero es que de Sevilla empiezo a saber menos. A lo peor porque se habla el omaíta más de lo que yo me imaginaba. Sí: el omaíta, el dialecto ese de los que no pudieron ir a la escuela porque las urgencias de sacar una familia adelante se lo impidieron. Sí: el omaíta, la lengua del Josua que se asusta cada vez que la izquierda le cuenta que vuelve la guerra civil. Sí: el omaíta, el habla cerrada de mi Antonio creyéndose el cuento de que los ricos se lo van a quitar todo. Sí: el omaíta, con el que se escriben las reglas de muchas cofradías nuevas de barrios que votan a los que quieren descolgar los crucifijos.

Sevilla y Barcelona, pensando siempre en los caídos y en el valle, clavando, invariables, dos cruces en el monte del olvido de la ruina que tenemos encima por culpa de los que ellos han votado. Dos cruces para cinco millones de parados que hoy vengo yo a recordar y me parece mentira. Me parece mentira este masoquismo de elegir a quienes ni te miran cuando estás con la soga al cuello mientras ellos suben a los flamantes coches oficiales, a los aviones que les llevan a cumbres de países en los que no se nos ha perdido nada, a destinar fondos de ayudas internacionales como el que está sobrado de parabienes en su propia casa. Los tíos estos que en cuanto no les sale una cuenta, se cuadra subiendo los impuestos ¿Para qué seguir, si la gente se lo sabe de carretilla y, por eso mismo, ayer tuvo memoria histórica de tantas barbaridades en los últimos años?

Se lo sabe todo el mundo menos Sevilla y Barcelona. Como los cornudos que son los últimos en enterarse. Se lo sabe todo el mundo menos Sevilla y Barcelona, que lo mismo que valen para cantar lo de Feliciano, también se pueden arrancar en pascuas por Manolo Escobar. Sevilla y Barcelona están como los peces en el río, pero con los votos: votan y votan y vuelven a votar.

De Barcelona no entiendo. El catalán para ellos. Pero sí me duele que, otra vez, Sevilla tuvo que ser…

José María Fuertes

Tagged with:

Artículos relacionados

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.