Origen del juego del ajedrez, por Manuel Jurado Domínguez

Origen del juego del ajedrez, por Manuel Jurado Domínguez

El comienzo o la invención de este noble juego, está recogido en un pergamino árabe, que según historiadores cualificados lo sitúan en el siglo XII, y el cual se conserva en el museo británico.

Dicho pergamino árabe, se encuentra traducido al castellano, en la década de los años treinta, (1.934) por el insigne arabista español y sacerdote jesuita D. Félix Pareja, que a su vez lo editó en una sola edición, y cuyas copias, tanto en castellano como en árabe se encuentra en el archivo de la Biblioteca Nacional en Madrid, y del cual transcribo al pié de la letra.

Por lo que toca a su origen, fue su inventor Susan b. Dahir al-Hindi, identificado con una dinastía india, contemporánea de los Omeyas y con los Jerjes. Según nos cuenta a tal propósito el gran jugador, al-Adli al-Rumi, jugador muy renombrado en su tiempo y contemporáneo de los Califas al-Watiq (+227 héjira=842 j.c.), y al-Mutawkkil (+232 héjira=847 j.c.).

Estaba enfermo cierto rey de la India, y la obsesión de su enfermedad se había apoderado de él. Le prescribieron que se distrajera de ésta idea fija por medio de algo agradable que le divirtiera. Con esta ocasión elaboró Susan b. Dahir al-Hindi el juego del ajedrez; y el rey, después de haber expresado su contento y elogio por la invención, le dijo: PIDE UNA RECOMPENSA. El pidió que le diera un dirhem por el primer escaque y que fuese doblado progresivamente este número en cada uno de los escaques restantes.

Repuso el rey: por Dios, que me asombra que un hombre como tú, que ha sido capaz de idear un juego tan maravilloso, no acierte luego a desear más que recompensa tan menguada. Que le den lo que pide. Pero cuando llegó el asunto a oídos de su visir, se presentó este ante el Rey y le dijo: Has de saber, Oh Rey, que aunque vivieras mil años, y afluyesen a ti durante ellos todos los tesoros de la Tierra, no llegarías a poderle pagar lo que te ha pedido.

La cantidad que resulta de doblar el primer en cada uno de los escaques restantes, es 18.446.744.073.709.551.615 dirhen. (Cifra recogida en el pergamino árabe).

Dicen algunos sabios que el número que resulta de doblar progresivamente el número de los escaques del ajedrez es el de las brazas que mide la Tierra; por eso se han construido de ocho escaques por lado (?) (Razonamiento que no entiendo).

Su nombre original del sánscrito, CHATUR-ANGA, que deriva al nombre persa de CHATRANG, (derivación sánscrita de su nombre hindú). Requería el CHATUR-ANGA para su juego cuatro jugadores con ocho piezas cada uno de ellos: cuatro figuras y cuatro peones llamados APACHALAS, que están relacionados con los cuatro cuerpos del ejercito hindú, infantería (Peones), caballería (Caballos), elefantes (Alfiles) y carros de combate (Torres), y en un principio eran los dados los que decidían cual de las piezas debía moverse; su posterior eliminación, sustituyendo el azar por la reflexión y la técnica, marca el paso mas importante en la larga historia del ajedrez.

A partir de la India, las vías de su difusión por el mundo fueron diversas; una de ellas seria la que a través de China introdujo el ajedrez en Japón; la segunda seria la que hizo conocer el juego en Rusia y los países Escandinavos y sobre la que se ha discutido la fecha en que pudo suceder, ya que mientras en el pasado se mantenía la opinión de que el juego fue introducido a raíz de las invasiones de los mongoles y ya bajo su forma árabe, según opiniones recientes de investigadores soviéticos su introducción en la Rusia meridional podría datarse en los siglos V-VI, aun bajo la forma hindú de Chatur-Anga.

El Imperio de Oriente concoideó el juego directamente de los persas; el ZATRIKION (antiguo nombre griego del ajedrez) estaba extensamente difundido en la sociedad bizantina en el siglo VIII. Dados sus frecuentes contactos con el Imperio de Oriente, es poco probable que Occidente hubiese ignorado el juego antes de la expansión árabe. Por otra parte, descubrimientos arqueológicos en la Campania (Italia) y en catacumbas cristianas han valorado la hipótesis de que el juego pasó directamente desde Persia al Imperio Romano ya en los siglos III o IV, no muchos años después de su invención y su introducción en Persia.

De la difusión en Occidente del ajedrez únicamente se puede hablar de una forma exacta tras la expansión de la cultura y la dominación árabe a partir del siglo VIII. Los árabes, que habían aprendido el juego de los persas cuando conquistaron el país (641 después de J.C.), lo llamaron SHATRANJ, que origina su actual nombre AJEDREZ, e introdujeron algunas variaciones en el movimiento de las piezas.

DE COMO EL AJEDREZ LLEGA A SER PATRIMONIO Y CULTURA DE ANDALUCIA

Al conquistar los árabes España, Córdoba tiene la fortuna de ser la Capital del califato y por supuesto hace suya la cultura árabe, y por supuesto entre ellas, recoge el juego del Ajedrez.

Y ello es así, porque el Ajedrez, al ser un juego de origen hindú, fue introducido en la Península Ibérica por un iraquí, (ZIRYAB?) en el siglo IX, por ello Córdoba tiene la fortuna de ser la ciudad donde se jugó por primera vez en el al-Ándalus este noble juego. Conocemos que el emir Muhammadi (852-886) tenía pasión por el Ajedrez y solía jugar con su fatá A`idum que lo dominaba a la perfección.

El Ajedrez era junto al Kurray, (juego parecido al ajedrez que se jugaba con dados) los dos juegos por los que los andalusíes tenían pasión.

En la época de los taifas lo jugaban, tanto cristianos cómo musulmanes del norte y del sur de la Península Ibérica.

El emir taifa de Sevilla Almu’tamid (siglo XI) poseía un juego de ajedrez cuyo tablero era una maravilla de precisión, y cuyas piezas eran de ébano y de madera de sándalo con incrustaciones de oro.

Curiosamente se conserva actualmente dos piezas de ajedrez de marfil de la misma época. Son dos peones de ajedrez de cuatro caras; en una de ellas a una mujer envuelta en manto y sentada sobre un trono, en otra cara a un pavo real, en la siguiente a dos gacelas echadas, y en la última a un guerrero de lanza y escudo.

El ajedrez ha sido siempre jugado por reyes y militares, pues cómo ya dijimos en nuestro primer apartado simbolizaba a las cuatro armas del ejército hindú.

Refiriéndonos al juego de ajedrez del emir de Sevilla Almu’tamid, famosa fue la anécdota que mantuvo con el rey cristiano Alfonso VI y que paso a contarle.

Teniendo el rey Alfonso VI puesto en sitio la ciudad de Sevilla, llegó a sus oídos la maravilla de juego de ajedrez que poseía su enemigo en contienda guerreras, y en una entrevista que mantuvo con él pidió que se lo mostrara. Tan maravillado prendado quedó de él, que le rogó que se lo regalara, a lo cual, el emir que su vez era un gran jugador de ajedrez, y gran practicante de este juego, le propuso el siguiente trato: jugarse en una partida el sitio de Sevilla.

El trato consistió en que si el rey cristiano ganaba la partida, se quedaba con el juego de ajedrez completo y con la ciudad, y si perdía, se quedaba sin juego y a su vez levantar el sitio de Sevilla y retirarse con sus tropas, a lo que el rey muy ufano accedió. Como el avispado lector comprenderá, Alfonso VI cayó en la trampa, perdió la partida, perdió el juego y perdió la ciudad, cosa que el rey no quiso, pero que sus nobles caballeros le obligaron a cumplir su palabra.

De dicha partida cantan los versos de un anónimo poeta:
¿No visteis que el peón (BAYDAQ) de los infieles (KUFFAR) había hecho dama (FARZANA=ALFERZA), mientras nuestro rey (SAH) estaba en las últimas casillas, en el jaque mate (SAH-MATE)?

Precisamente expresión jaque mate deriva del Sah-mate, formado por la palabra árabe sah rey en el ajedrez, (derivada del persa Sah, rey de los persas) y del verbo árabe mat que significa: terminar apresar.

Con todos estos datos comprobados históricamente, llegamos a la conclusión de que el juego del ajedrez es patrimonio y cultura del pueblo de Córdoba y ubicándose en Andalucía y asumiendo dicho patrimonio cultural. Más tarde con el choque de las culturas, cristianas, y árabes en Toledo durante el Siglo XIII fue transmitida por toda la Europa Occidental, y, posteriormente con el descubrimiento de América, se transmitió al resto de los continentes.

Esta segunda parte del trabajo, pertenece al extracto del discurso, que nos comento el insigne arabista cordobés y académico numerario de la REAL ACADEMIA DE CORDOBA, DE CIENCIAS, BELLAS LETRAS Y NOBLES ARTES, Ilmo. Sr. DON ANTONIO ARJONA CASTRO.

Según nos comenta el también académico Ilmo. Sr. DON MANUEL NIETO CUMPLIDO en su libro, «ISLAM Y CRISTIANISMO», en el 1.499, en la época de los Reyes Católicos, El Ajedrez alcanza la categoría de juego de intelectuales y nobles. La arqueta de marfiles, que existe en la localidad de Priego de Córdoba, en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el fondo de dicha arqueta, es parte de un tablero de ajedrez del siglo XIV (segunda mitad).

En el inventario de bienes del noble Don Pedro de Guzmán (1.479) aparecen las piezas del juego de marfil. También nos cita las alusiones al juego en las poesías cordobesas de Alfonso Alvarez de Villasandino y de Juan Alfonso Baena, que aparte de asegurarnos la ortografía correcta del nombre de Belmez, demuestran la acogida que tuvo el ajedrez entre los hombres más cultos de la sociedad cordobesa de comienzos del siglo XV.

Por ende, señor, ayamos un juez
que sepa muy bien jugar el axedrez
porque conosca quien guarda Belmez
efable limado sin mal consonante.

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