Esclavitud en Chipiona

Esclavitud en Chipiona

Por Juan Luis Naval.Cronista de la Villa.

La presencia de esclavos y esclavas en las villas y ciudades de la desembocadura del Guadalquivir era una práctica bastante común durante los siglos XV, XVI y XVII, siendo este grupo de la sociedad extraordinaria en esta zona si la comparamos con el resto de las regiones españolas.

La importancia numérica y social de los esclavos, de muy variados lugares y procedencias hacía que el mestizaje producido por las diferentes razas y color de piel fuese muy amplio, aunque predominase en ellos el tono moreno. (negros, moros, mestizos, etc.)

La posesión de un esclavo no estaba al alcance de cualquier persona ya que su coste limitaba la posibilidad de adquirirlo, por este motivo solían pertenecer a altos rangos militares, comerciantes y clérigos, aunque se daban casos de artesanos como zapateros, carpinteros, etc. Los solían utilizar para prestaciones laborales, según las necesidades, labores de servicio doméstico, rústicas, en embarcaciones, al cuidado del ganado, etc.

En Chipiona la esclavitud existió o debió de existir desde que se desunió de Rota en año 1477, ya que en el primer censo de población existente de nuestro pueblo de fecha 1523, da fe de su existencia sólo 50 años después de otorgar la Carta Puebla el Duque de Arcos D. Rodrigo Ponce de León.

En referencia a este grupo de marginados de la sociedad medieval, en este censo donde se registran 153 familias, (aproximadamente unos 600 habitantes) se mencionan a 38 personas esclavas, sin nombres, simplemente se dice que tal persona tiene uno o tal cantidad de esclavos, esclavas y si eran pequeños esclavillos o esclavillas.
En estos párrafos entresacados de este censo nos lo narra así:

«Fernando Díaz, es vecino de esta villa y reside en ella, tiene unas casas de su morada de teja y terrados y dos bodegas de paja, tiene cincuenta y ocho aranzadas de viñas, tiene dieciocho bueyes y seis yeguas y tres esclavas y tres esclavos, tiene un solar medio edificado y otra media casa de teja y paja».

«Ángel de Sevilla, escribano público, tiene unas casas de teja e terrados e una bodega de paja, tiene treinta aranzadas de viñas, una esclava de su servicio, dos esclavillos, sus hijos de la dicha».

«Rafael Falón, tiene unas casa grandes de su morada, tiene otras casas de teja que alquila, tiene ciento e dos aranzadas de viñas, tiene trece esclavos, tiene una huerta, es vecino de esta villa».

No se vuelve a tener noticias en los censos, ni en los padrones que se conservan en el Archivo del Ayuntamiento de Chipiona en los años sucesivos hasta el año 1782, donde se mencionan solamente tres esclavos, uno de D. Manuel Isidro y los otros dos pertenecientes a un bodeguero y exportador de vinos inglés, llamado D. Eduardo Linch, “Caballero Cruzado de la Orden de Santiago” y Teniente de Navío y que era el dueño de unas bodegas cercanas a la Parroquia de Ntra. Sra. De la O.
Después de esta fecha no se vuelve a citar ninguno más, sin embargo los censos comienzan a denominar como oficio de “Sirviente” o “Criado” a estas personas que dependían y vivían con sus señores o amos, perdurando esta práctica hasta 1872 con la proclamación de la 1ª República. Hasta entonces la existencia de personas que eran propiedad de otras era algo común y cotidiano.

Sin embargo, a pesar de la poca información reflejada en ellos, otra fuente interesantísima de documentos existentes en nuestro archivo nos revela constantemente la existencia de estos esclavos en la sociedad chipionera: «Las Actas Judiciales que se conservan en nuestro Ayuntamiento desde el año 1607».
En estos pleitos se menciona a Lorenzo Rodríguez, como mercader de esclavos en 1626 y a las siguientes personas como esclavas:

Elvira Ortiz, de Sanlúcar, tenía en 1610 una esclava blanca llamada Juana Martín.
Lucrecia de los Reyes, tenía en 1613 un esclavo llamado Juan Moreno.
Juan Pavón, tenía en 1614 una esclava negra, lora, llamada Petronila.
Francisca de Valencia, de Sanlúcar, tenía en 1614 una esclava mulata llamada Melchiora de los Reyes.
El Capitán Sarfate, propietario de la Huerta Chica en 1616 tenía un esclavo llamado Pedro Bernal y otro Antón Sarfate.
Pedro Colón, tenía en 1618 un esclavo llamado Manuel. Se menciona también en 1624.
Gaspar Domínguez, atahonero, en 1619 tenía dos esclavos trabajando en su atahona, uno de ellos se llamaba Dionisio. Se vuelve a mencionar en 1622.
Pedro Pavón, tenía en 1626, una esclava berberisca de color blanca, llamada Francisca.
En 1627 se menciona a un esclavo llamado Pedro.
En 1628 se menciona a un esclavo negro, de Sanlúcar, llamado Francisco.
Juan Bernal, entonces Alcalde, tenía en 1708 una esclava llamada María.

De ellas, hemos extraído los siguientes párrafos demostrativos de esta esclavitud en nuestra población:

25/01/1610
«Elvira Ortiz vecina de Sanlúcar de Barrameda digo que a mi derecho conviene averiguar de que como soy hija de Alonso Rangel escribano público que fue en esta villa, difunto, y de como entre los bienes que durante los días de su vida mi padre tuvo y poseyó fue una esclava suya blanca llamada Juana Martín, de nación mora berberisca que la compró de Alonso de los Ríos y como después de muerto mi padre, yo he tenido por tal mi esclava, sirviéndome de ella a la dicha Juana Martín por no haber quedado otra hija ni heredera mi padre».

08/06/1614.
«Juan Pavón, vecino de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, digo que teniendo yo una esclava mía, nombrada Petronila, de edad de diez y nueve años, poco más o menos, de color negra cora, hace dos días y tres con hoy, que se me fue y ausentó, y ha venido a mi noticia que está presa en la cárcel de esta villa. A vuestra merced suplico, habida información que ofrezco, mande se me entregue la dicha esclava, que siendo necesario daré fianzas, para ello pido justicia y abone sentencia».

01/09/1624.
«Juan Márquez, alguacil mayor que tenga a recaudo a Manuel, esclavo de Pedro Colón, so pena de cincuenta maravedíes».

27/07/1627.
«Antón Bernal vecino de esta villa y alguacil mayor de ella dijo que denunciaba y denunció de Juan Muñoz de Alarcón vecino de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda porque hoy dicho día halló cortando leña de pino a un esclavo del susodicho, llamado Pedro, en su pinar sin licencia de la justicia y llevándola a la dicha ciudad sin ella y trajo preso al esclavo, pidió a su merced se le tome su declaración para relevarse de prueba, y tomada, constando ser así condene a el dicho Juan Muñoz en las penas en que a incurrido y que pedía justicia y juraba y juró la denunciación en forma».

01/11/1628
«Juan de Cano, alguacil mayor dijo que había prendido un esclavo llamado Francisco que andaba fugitivo de su amo».

Otra fuente donde se mencionan también los esclavos de esta época en Chipiona es el libro «Historia Sacra», del chipionero Fray Diego de Carmona Bohórquez.
Refiriéndose Padre Fr. Pedro de Zúñiga, hijo del Marques de Villa Manrique, y de la casa grande de nuestro Padre San Agustín de Sevilla, el cual estudió en la de nuestra Señora de Regla las Artes, en el año de mil y seiscientos y siete, dice:

«Concurrimos este santo mártir y yo en un mismo tiempo conventuales de este santuario de Regla, y así le conocí y traté como amigo muchos días. Era de lindo parecer, mozo entonces de hasta veinte y seis o veinte y ocho años, ya sacerdote, era hermoso y blanco, algo lampiño, muy afable, agradable y cortés, muy pacifico, muy honesto y humilde, y tanto que lavándole su ropa una esclava de mi casa, iba de Regla a Chipiona por ella, y a veces me traía a cuesta mi taleguilla de ella con la suya, y al fin fue tan amable y bien inclinado y tal religioso como lo dice el haber pasado un caballero tal, criado en regalos, a la pobreza de la religión de mi Padre San Agustín, y de España a tan apartadas tierras a procurar la corona que alcanzó de un tan grande martirio».

«En el año mil seiscientos treinta, siendo prior del convento de nuestra Señora de Regla el Padre Fray Pedro del Pino, religioso ejemplar y de virtud conocida, fue traída de Cádiz a tan santa casa una mujer, llamada Francisca de la Rocha, ….» «la cual mujer había sido llevada a diversas partes a ser conjurada y no se había declarado en ella el demonio, hasta que fue traída a Regla,…» «…y el abad de Junquera, famoso exorcista, a quien también fue llevada, no le halló modo para entender allí estuviese el demonio, porque con astucia rara se disimulaba en cuerpo de aquella pobre mujer, la cual había ocho años que estaba endemoniada por unos hechizos que le había dado una esclava suya morisca;…»

Con estos datos podemos hacernos una idea superficial de como la esclavitud existió en nuestro pueblo y como era el trato que se le dispensaba a estas personas por parte del Duque, del Clero y de la sociedad chipionera en su conjunto.

Juan Luis Naval Molero Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
Para ver anteriores publicaciones:
http://chipionacronista.blogspot.com.es/

Artículos relacionados

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.