«Villa Ballena» y   D. Ignacio Gómez Millán

«Villa Ballena» y D. Ignacio Gómez Millán

Por Juan Luis Naval. Cronista de la Villa.

Para muchos hoy un desconocido, durante los años 50 a 70 un gran impulsor de nuestro veraneo dando a conocer Chipiona a un incalculable número de personas que acudieron durante esos años a los Ejercicios Espirituales que se celebraban en el famoso Chalet de «Villa Ballena» en la Banda de la Playa de Regla. Generaciones de chipioneros pasaron por este lugar creado por él.

Ignacio Gómez Millán (Sevilla 1900 – 1978), licenciado en Farmacia, perteneciente a una ilustre familia de la burguesía sevillana, hijo de  José Gómez Otero, célebre arquitecto del regionalismo sevillano del primer tercio del siglo XX, y hermano, de los asimismo célebres arquitectos José, Antonio y Aurelio Gómez Millán.

Estuvo emparentado, además, con otro de los grandes profesionales de la arquitectura sevillana de la época, Aníbal González por el casamiento de éste con su hermana Ana.

Debido a sus grandes habilidades como dibujante diseñó importantes obras para la cofradías sevillanas, entre ellas los palios de la Virgen de la Palma, de la Virgen de los Desamparados y de la Virgen de las Angustias, como los dos mantos de las dos últimas citadas, de Regla y de las Angustias, el de la Virgen de las Angustias de Lebrija o el de la Virgen de Regla de Chipiona.

Tras la realización de unos Ejercicios Espirituales en 1931 y a raíz de los problemas sociales y religiosos de aquél momento, en 1933 decide fundar las conocidas «Escuelas del Rocío» en unos locales de la calle San Jacinto de Sevilla, junto a su cuñada Amparo Herrera, un grupo de hermanos de El Cachorro y con el asesoramiento de Manuel Siurot.

Años más tarde, en 1937, crea con algunos antiguos alumnos y otros jóvenes la «Asociación de Ejercitantes de Nuestra Señora del Rocío», organizando bajo su dirección e importante ayuda económica.

Ayudaba a los conventos en esos tiempos difíciles; pagaba el racionamiento, los alquileres o la electricidad a muchas familias y regalaba ropas, calzado, comida y las medicinas necesarias a quienes no las podían pagar, así como la merienda a gran cantidad de jóvenes que se acercaban para ello a su farmacia.

Aparte de ayudas económicas a las familias, crea colonias de verano llevándose a “sus niños” al Sanatorio de San Carlos en Chipiona, donde, además de las vacaciones, la alimentación adecuada y la continuidad en su educación cívico-social, realizan Ejercicios Espirituales para acrecentar su formación religiosa.

Construyó a sus expensas en 1939 una casa para colonias veraniegas y Ejercicios Espirituales de la Asociación de Ejercitantes en Chipiona, denominándola «Villa Ballena», por haberse encontrado en la excavación de sus cimientos el esqueleto de una ballena que fue enterrada allí cuando en 1934 apareció en la Playa de Regla dicho cetáceo.

Por ella pasaron miles de jóvenes de ambos sexos y matrimonios con sus hijos para la realización de Tandas de Ejercicios Espirituales y vacaciones, los cuales todos testifican haber pasado allí algunos de los días más felices de sus vidas.

Años después, en 1972, decidió en dedicarse a los más desvalidos de la sociedad, en este caso los ancianos y, vendiendo una parte de Villa Ballena, construyó a sus expensas una Residencia de Ancianos en Palomares del Río que, a su muerte, donó a Cáritas Diocesana.

El Ayuntamiento de Palomares, como premio en vida, rotuló una calle con el nombre de San Ignacio (él, con su característica humildad, se hubiera negado a que se le diera su nombre) pero, tras su muerte, pasó con toda justicia, a denominarse calle D. Ignacio Gómez Millán.

Del mismo modo, el Ayuntamiento de Sevilla, en 1983 y a instancias de la Asociación y con cientos de firmas de trianeros, acordó rotular con su nombre un adarve del barrio donde curiosamente se instalaría luego el Instituto Municipal de la Juventud.

En el transcurso de su vida recorrió España, Países Nórdicos, Japón y Nueva York siempre con la intención de adquirir otra visión social y cultural que inculcar a “sus muchachos”.

Le habían impresionado los Altos Hornos de Bilbao y el contraste con una zona residencial contigua y, de vuelta a Madrid, escribe:

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Sus restos mortales, descansan en la iglesia de la O de Sevilla desde el 18 de mayo de 1994.

Juan Luis Naval Molero. Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
Para ver anteriores publicaciones:
http://chipionacronista.blogspot.com.es/

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